lunes, 2 de agosto de 2010

"La Dama en el Agua" de M. Night Shyamalan

"Un niño, en el oeste de esta tierra, crecerá en un hogar donde tu libro estará en un estante y del cual se hablará a menudo. Crecerá con tus ideas en su cabeza. Crecerá para convertirse en un gran orador. Hablará y sus palabras serán oídas a través de este territorio y a través de esta tierra. Este niño será líder de este país y comenzará un movimiento de importante cambio. Hablará de ti y de tus palabras, y tu libro será la semilla de sus grandes pensamientos. Y sus pensamientos serán la semilla del cambio"
Story - La Dama en el Agua


Comencemos por el comienzo, que es como se comienzan las cosas.

M. Night Shyamalan es un director de procedencia india que conquistó al mundo con su inigualable “Sexto Sentido” y quedó grabado para siempre en los códices del cine.

Listo. Realizada la introducción pertinente, dejo de lado la objetividad de los hechos y me sumerjo en lo que realmente quiero contarles: por qué amo a este director y por qué “La Dama en el Agua” integra el listado de las diez mejores películas que vi en mi vida.

Por supuesto, y como casi todo ser humano medianamente lógico, amé “Sexto Sentido”. Sin embargo, sería con la aparición de su siguiente film que realmente comencé a identificar a este director y a su brillantez.

“Señales” fue repudiada por gran parte de la crítica y del público, porque, por supuesto, todos estaban ávidos de una película que emulara a su predecesora en suspenso y originalidad. Ocurre a menudo que un talento es catalogado por su mejor obra y luego decepciona cuando sus subsiguientes trabajos no están a la par del primero. No creo tampoco que fuera la intención de Shyamalan. Su preocupación constante a ha sido transgredir, incluso transgredirse a sí mismo.

“Señales” me gustó muchísimo. Si bien tuvo algunos giros que no me resultaron del todo convincente, debo reconocer una realidad: estamos hablando de un tipo que filmó una película sobre una invasión extraterrestre sin mostrar un solo alien sino hasta los últimos cinco minutos de la misma. Yo creo, señoras y señores, que vale la pena sacarse el sombrero.

Con toda la sinceridad (y el dolor del mundo) debo reconocer que “El Protegido” integra mi lista negra. Creo que la idea era brillante (el héroe y su antagonista, la dialéctica más simple y absoluta del universo), pero que nunca llegó a plasmarse de la forma en que me hubiera gustado.
La Aldea”, aunque tal vez no su mejor película, es sin duda de las más originales del director en su concepción. Una parodia a la sociedad en su conjunto, que nos cuenta de personajes encerrados en sí mismos y perdiendo la capacidad de pensar como individuos, carentes de vuelo propio. Guiados por la estupidez de sus líderes, estos sujetos son capaces de matar por ideales abstractos y obsoletos, carentes de justificativo cuando ponen en juego la vida humana.

La Dama en el Agua” es, sin lugar a dudas, una película totalmente coherente con la visión incorruptible de Shyamalan y de lo que quiere contarnos. Lejos de mantener su clásica narrativa de suspenso y giro final inesperado, el director sostiene su propuesta eterna: obligarnos a usar la imaginación más que ningún otro sentido cuando miramos sus films.

La Dama en el Agua” fue originalmente una historia para antes de dormir que M. Night Shyamalan escribió para sus hijas. Se trata, efectivamente, de su proyecto más personal. Y, por ello, su decisión de sacarlo del estudio Disney (su padrino original) aduciendo “diferencias creativas” y llevarlo a Warner, el único estudio con la valentía suficiente como para afrontar lo bizarro del proyecto.

Cuando vi la película en el cine esperaba ver lo que todos habían vaticinado en las críticas: el final de la carrera de este director. Pero la crítica se equivoca. Al menos, así lo veo yo. Creo que comete el pecado de quien no ha mirado con la suficiente atención. Para mí, la película es increíble.

Un prólogo de dibujos animados nos cuenta el preludio de lo que vamos a ver: el mundo de agua, mágico y femenino, se ha separado del mundo de la tierra, pragmático y masculino; y es necesario que ambos se reencuentren.

En el centro del universo de esta película está Cleveland (interpretado por el genial Paul Giamatti), un encargado de edificio consumido por las culpas de su pasado, que vive la vida gris de un hombre rutinario que lo ha perdido todo, sumido en un complejo de departamentos poblado de personajes ordinarios y cotidianos, sin ningún brillo ni ninguna particularidad.

Sin embargo, todo cambia cuando descubre una ninfa llamada Story en la pileta del complejo, una criatura sobrenatural que ha venido desde su mundo en busca de un escritor bloqueado, cuya obra será clave para la humanidad.

Cleveland se empeña de inmediato en ayudar a Story, enfrentándose a las consabidas fuerzas del mal que buscan impedir que lleve a cabo su misión. De a poco, toda la comunidad del edificio se involucra en la tarea de la joven ninfa, descifrando señales, actuando colectivamente, y reconociendo entre su mitología casera las figuras de los Emisarios, Guardianes y Sanadores que nada tienen que ver con lo rutinaria de su existencia cotidiana.

Los personajes de este edificio, incluido el insípido Cleveland, nos muestran un espectro que bien podría ser el del género humano en sí mismo. Latinos, afroamericanos, asiáticos, indios y norteamericanos. Rubios, morochos, negros y amarillos. Hippies, homosexuales y militares. Hombres, mujeres y niños. Todos se entremezclan en el paisaje que Shyamala imaginó, jugando cada uno un papel único y fundamental en ayudar a Story en su objetivo final: lograr que el escritor complete su obra, haciendo que sus ideales se transmitan para que el cambio sea posible. Saben que es difícil, pero deben conseguirlo aunque les cause la muerte.

Lo que Shyamala nos pide al principio del film es claro: que volvamos a ser niños. Permitamos que nuestra imaginación gane a la lógica, que el niño que llevamos en nuestro interior sea capaz de sentarse junto al adulto que somos para debatir. ¿Qué mensaje nos deja la película? Ser niños sin dejar de ser adultos. Y, sobre todo, creer.

Como yo creo que hay que ver mucho más allá de “la historia de un encargado de edificio que salva a una mujer que es una ninfa”. Hay tanto más en este film. Siento pena por los que no puedan darse cuenta.

No esperen un thriller sobrenatural al estilo “Sexto Sentido”, o aún “Señales”. No lo van a encontrar. Este es un cuento de hadas, una historia de fantasía sobre la fe.

Leyendo las críticas en Internet encontré a alguien que decía que una de las cosas que le había parecido ridícula era la forma en que el resto de los personajes se suman a la propuesta de Cleveland muy fácilmente, sin ni siquiera necesitar convencerlos de que hay una ninfa perseguida por monstruos de pasto que escaparon de un planeta azul.

Qué ironía. Fue justamente este el detalle que más me conmovió del film. La posibilidad de pensar en que todos creemos en cuentos de hadas. La idea de que el niño en nuestro interior está siempre a flor de piel. El concepto de que no nos hemos vuelto tan adultos como para dejar de imaginar.

Fue esa ingenuidad de los personajes, su fe y su entrega las que hicieron de esta película una experiencia memorable y recomendable. Desde “El Gran Pez” que no sentía, al terminar una película, la sensación de haber estado en un sueño y no en una sala de cine.

Pero esta es, simple y llanamente, mi opinión. Pueden acordar o no. De todos modos, no deja de ser mía. Y, por ende, puedo hacer con ella lo que quiera. Como decirles que “La Dama en el Agua” es, para mi, una película fascinante.

Paula

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